miércoles, 28 de diciembre de 2011

Besos

¿Pero dónde están los besos que te debo?
En una cajita
Que nunca llevo el corazón encima
Por si me lo quitan
(Extraído de la letra "A Fuego" de Extremoduro)

- ¿Sabes una cosa? Generalmente, cuando la gente se da dos besos en la mejilla no suele besar a la otra persona. Sin embargo, tú SI que das dos besos. Los das, con los labios, das dos besos.
Esta afirmación que se me reveló en plena adolescencia nunca tuvo mayor trascendencia para mí. Cuando se dan dos besos, se dan dos besos, pensé. Fácil.
Besos. Esa muestra de cariño. Por lo general, suelo decir que la gente se abraza poco, pero es verdad que últimamente el beso está devaluado.
Decíamos que los besos eran muestra de cariño. Por ejemplo el beso de Judas o el beso de Michael Corleone a su hermano Fredo no son cariñosos, sino más bien todo lo contrario.
Pero hablábamos de los besos devaluados por el tiempo. Recuerdo a las parejas de antaño que se escondían de las miradas de amigos y padres para poder cogerse de la mano o acariciarse ante la ausencia de luz. Era algo extremo, pero al menos sabías lo que valía.
Muchas veces damos besos huecos, besos que no sienten, besos que se arrastran, besos que se encuadran en nuestro almacén de besos como si de un número más se tratasen.
¿Cuánto tiempo hace que no das un beso que te erice la piel? ¿Cuánto hace que no te lo dan?
En un mundo loco como éste, apreciamos lo relativo y desvirtuamos lo importante, como si intentaras subir unas escaleras mecánicas que te lanzan hacia abajo, vamos al revés.
Nunca es tarde para dar besos sinceros. O abrazos, pero eso será otro día...

Bloom-Withno

lunes, 26 de diciembre de 2011

Sinergia

" The opossite of war isn´t peace. It´s creation" (Frase extraída del Musical "Rent")
No soy negro como tú. No soy chino como tú. No soy indio como tú. No soy rubio como tú. No soy mujer como tú. No soy rico como tú. No soy pobre como tú. No soy padre como tú. No soy madre como tú.
Pero soy como tú.
Todos en esta vida queremos algo en común: Ser felices. Y no existirá nunca tal felicidad si no se complementa con la felicidad de los demás. No os dejéis engañar, no existe tal grado de egoísmo que permita progresar a base de estar solo. Nadie quiere estar solo.
El ser humano, sociable y antisocial por naturaleza, es así. Se supone que estamos en este mundo para aumentar la progenia y perpetuar la especie cuando la propia vida en sí misma es antinatural. Pero eso es sólo sobrevivir. Pura y simple supervivencia.
Así pues, aferrándonos a los instintos más primarios es como sobrevivimos. Es pues el momento de levantar la cabeza (para algo andamos sobre dos piernas y tenemos pulgares oponibles) y empezar a establecer relaciones, interconexionar, interactuar, inter lo-que-sea.
Nos hemos pasado miles de años enfrentándonos sin sentido y todos sabemos que la única manera de progresar es cediendo una parte de tí mismo al prójimo para que ambos podáis progresar.
No se trata de evangelizar ni sermonear, ni de predicar el amor para todo el mundo. Se trata de sudor, de esfuerzo, de largas noches en las que el frío cala en lo más hondo. En construir, en formar un todo entre todos los individuos.
Es la hora de ser mejores, de sumar, de poder hacer algo con lo que sentirte orgulloso. Cooperar, ayudar, resistir.
Nadie está solo. Nadie sabe qué pasará mañana. Podemos, mediante la abnegación, ser mejores que lo anterior. Sólo tienes que encontrar en tu corazón el valor que te permita avanzar junto, nunca a pesar, de las demás personas.
Sólo así podrás crecer y sentirte orgulloso de ti. No son las riquezas o los bienes materiales los que te hacen sentirte bien, es poder decirte a ti mismo: Hoy lo he hecho lo mejor que he podido. Mañana volveré a intentarlo.

Bloom-Withno

jueves, 15 de diciembre de 2011

Hechos Reales

La casa, robusta y con un gran pasillo que comunicaba la cocina con el resto de las habitaciones, descansa ahora, a oscuras y en silencio. Sus ocupantes duermen profundamente. El murmullo silencioso recorre toda la casa, como la muerte en las casas de los judíos cuando eran esclavos del Faraón. Solo una invisible línea mágica protege a los habitantes de esa casa. Una línea que prohibe a la muerte silenciosa que se desliza por el suelo y te mira a los ojos, pero no te toca.

Todo está en perfecta quietud, y el sueño es profundo. Hasta que PUMMMMMMMM!!!

Te despiertas pero no abres los ojos, te despiertas justo el segundo antes de que la llave entre por la cerradura y él intente acertar con el cerrojo. Dentro de ti un escalofrío viaja de la cabeza a tus pies. El vello se te eriza, los nervios se ponen a alerta.

Él no acierta con la llave (cómo podría) y los segundos parecen horas. Sabes el desenlace, pero te mata la espera. Intentas olvidarte y volver a recobrar el sueño, donde todo era perfecto y te sentías seguro, pero ya es imposible, se esfumó por esa noche.

La puerta se abre, pero tarde en cerrarse. Oyes sus pasos por el pasillo, lentos, lo suficientemente sonoros como para que perturben tu mente en mitad de la noche. Estás como un gato asustado.

Oyes las llaves, el abrigo que da contra los muebles, su mano recorriendo el sofá. Hasta que se hace el silencio más absoluto.

Sabes que está ahí, frente a tu puerta. Lo sabes por el olor, por la calma tensa que recorre la habitación. Sabes que te está mirando, aunque no sepa dónde estás.

Tú te quedas muy quieto, intentas desaparecer, ir a otro tiempo y otro lugar, rodeado de gente y con un sol que resplandezca en lo alto.

Durante unos segundos no respiras. Vuelves a oír su caminar, lento, hacia la siguiente habitación, y no descansas hasta que sabes que se ha dormido.

Ahí es cuando sabes que la noche ha comenzado.


Bloom-Withno

lunes, 12 de diciembre de 2011

Escarcha

El cielo, estridente muchas veces cuando profetiza lluvia, es ahora un desierto de nubes que atraen al frío. Poco más se puede esperar en estaciones así, donde todo petrifica y el aire corta todo lo que toca. Donde la mayoría de los días son insignificantes.
Y es en ese tipo de días en los que una rosa de un rojo brillante late frente a la adversidad y destroza lo establecido. Como escarcha que se rompe al entrar en contacto con el calor, todo retoma su ciclo de nuevo. No se puede vivir eternamente en la espera, hibernando para despertar un día. El día es ahora y mañana y todos los momentos que vas a vivir y que no puedes perderte puesto que no tienes tiempo que perder y sí mucho que hacer aunque tú, a día de hoy, no creas que es así. Como cuando nadie apostaba por esa rosa. A veces ocurren milagros.

Bloom-Withno