viernes, 5 de febrero de 2016

Un Invierno en Madrid

"Madrid es como el Sáhara, un camello por persona"
(Frase extraída de la canción "Falsa sensación de calma" del grupo Duo Kie"

Madrid es una ciudad con más de un millón de aristas. Cada esquina es un desafío, cada calle, un recorrido. Perderse en las calles de Madrid en invierno es conversar contigo mismo durante horas interminables al calor de un buen café que te recuerda quién eres cuando llegas a casa.
Madrid es acogedora con la gente de otras ciudades, pero su abrazo no es cálido. Madrid es una ciudad donde cualquier pensamiento nocivo te pasa factura. Una noche en un invierno en Madrid son años de vida. Prueben a pasar una noche deambulando por sus calles, encontrarán de todo, de lo más variopinto, gente yendo de un lado a otro, cantando, riendo...

Pero asegúrense, cuando vengan a un invierno en Madrid, de que en casa hay algo que les espera.

Madrid es terriblemente fría y cruel con la desdicha, con su soledad que no empatiza, con la melancolía que hiende y hiere a todo aquel viandante incauto. Madrid es una ciudad muy puta si no la conoces. Si no sabes que cada camino que surge en cada cambio de dirección en tu recorrido puede llevar al cielo o al infierno. Donde los hálitos de vida son suspiros al calor de una reunión de amigos mientras fuera el viento golpea los ventanales. Nadie pasa por Madrid sin una cicatriz.

Madrid es una rosa de espinas, preciosa a la vista pero quirúrgica al tacto. Te mantiene alerta su trasiego de café, periódico y vaho en las cafeterías, ese cielo plomizo, gris, que acoge a contrapié al desprevenido. Madrid es una ciudad única, y ese es su encanto. Y quizá, su propia muerte.

Madrid no deja indiferente a nadie. Es el cielo y el infierno. Solo de ti depende. Un invierno en Madrid, acérquense. La entrada solo cuesta la razón...

lunes, 21 de diciembre de 2015

Lascivia

A la que despuntaba el alba la boca tocaba otra boca. Otro mundo, otra época quizá, dos cuerpos alejados del espacio-tiempo que se buscaban y se perdían en una telaraña de brazos y piernas, rebuscándose el alma en cada contacto, suave, áspero, dulce, que hacía remover al otro en cada poro de su piel.
El alba despuntaba, decíamos, y las sábanas eran testigos de un maremoto. La atmósfera, a cada rato viciada, no dejaba dudas a lo sucedido en la habitación. Pequeñas y finas líneas iban y venían en el liviano aire entremezclado con anhelos y suspiros.
El frío que vivía en las esquinas dejaba paso a un centelleante ardor en el centro de la estancia. Un vívido recuerdo de llamas que intentaban buscar las últimas bocanadas de oxígeno.
Una lucha de gigantes hercúleos que pelean a golpe de sable y redes, forcejeando, retorciéndose, evitando ser vencidos, dejándose hacer, forzando el empate, suplicando la derrota y robando en el útlimo minuto la ventaja a su oponente. Marcas de dedos, pieles rosáceas (cuando no rojas), blanco nácar de mármol etéreo.

Unas mejillas sonrosadas. Un retorcimiento de placer, un alma satisfecha. Una mañana fría de invierno donde el café está a punto de hacerse. Un estallido de júbilo en la ducha. Un sentido a que todo cuadre.

Un no olvidar que somos humanos. Recordar que los dioses nos envidian.

Bloom-Withno

lunes, 14 de diciembre de 2015

Peraltes

"No creas que estoy huyendo
si me ves retroceder, espera,
que estoy cogiendo carrera" 

(Letra extraída de la canción "Pedrá" del grupo Extremoduro)

"Dos opciones ahora se presentan: 
te dejas llevar o te frenas. 
Te puedes hundir en la pena o puedes luchar contra ella."

(Letra extraída de la canción "El Mundo sigue girando" de El Chojin) 

Lo que no te mata te hace más fuerte. Bicho malo nunca muere. Cosas de esas... Cosas de esas que tienen razón, pues todo es cuestión de perspectiva.
Seamos perspectivos, por una vez en nuestra vida, intentemos ver cómo fluye ese río que va a dar la mar que es la vida que has vivido. Está bien salirse del camino marcado, pero... ¿te has salido de tu propio camino?
La vida son experiencias y cada experiencia tiene un peralte. Como un skater dibujando la curva para salir más rápido que como entró. Puedes impulsarte. Puede salir más sabio. Puedes proyectarte. Puedes decirle al cielo que el sol no es capaz de dejarte ciego cuando lo miras, que todo en este mundo gira en torno a ti. Puedes ser el verdadero hombre de Vitrubio. Puedes.
Y debes. Debes ser ese hombre o mujer que entiende la velocidad de la vida, aquel que coge el toro por los cuernos, el que sonríe donde los demás notan angustia, el que mira a los ojos a la vida y dice "¿eso es lo mejor que puedes hacer?"

La vida no son sino peraltes, aquellos que coges en la ola de tu vida y deben llevarte a otro lugar con el aprendizaje adquirido. Eso debe ser. Pero a veces...
 Pero a veces no entiendes la velocidad de la vida ni sus señales, demasiado rápido o demasiado lento, una curva que no llega o se pasa, un segundo de duda, un resquicio por donde se cuela lo futil y donde te caes con todo el equipo. Una vida donde no has aprendido nada.
Somos parte de las estrellas. Poder alcanzarlas es cuestión de voluntad. Y de leer señales. Y tú, ¿eso es lo mejor que puedes hacer?

Bloom-Withno

viernes, 11 de diciembre de 2015

Quirúrgico

Como un bisturí que rasga la piel en dos, ejecutando una diagonal perfecta. Como un siete en el pantalón al levantarte de la mesa. Como una carrera en una media nada más estrenarla. Como Leo Messi corriendo hacia portería contraria.

Como algo aséptico, blanco, desinfectado. Como algo donde los sentimientos se quedan en la puerta. Como si todo olor obligara a poner cara extraña. Como si el algodón no engañara.

Como un martini en Saint Tropez. Como un masaje relajante tras una dura jornada de trabajo. Como un baño de sales y burbujas burbujeantes en el baño de un hotel de cinco estrellas. Como el cigarro de después. Como ese agua que bebe el sediento. Como acabar lo planificado tres días antes. Como despertarte y ver en el despertador que quedan cuatro horas para el toque de queda.

Preciso, punzante, afilado, fino, sincero, desafiante. Como un periscopio que emerge de entre las profundidades. Silencio, sibilino,frío, subrepticio, indetectable. Como el amor cuando no es correspondido.

Como un pastoral de luces que brillan sin cesar a cada paso que damos. Como un suspiro frío una noche de Diciembre donde te dejaron o dejaste, donde ganaste o perdiste, donde lloraste o reíste, donde moriste o viviste, donde todo dejó de tener sentido o todo cuadró primera vez.

Tu frialdad y precisión quirúrgica para discernir lo que ha pasado, pasa o pasará, el momento de tu vida donde todo se mira con perspectiva. Donde corres hacia portería contraria, donde haces carreras en las medias, donde dibujas sietes en los pantalones, donde rasgas la piel en dos.

Bloom-Withno

viernes, 4 de diciembre de 2015

Significarte

"Ineluctable modalidad de lo visible: al menos eso si no más, pensado con los ojos "- Stephen Dedalus en el inicio del capítulo 3 del "Ulises" de James Joyce

Significarte, esa palabra que casi nunca nadie emite por su boca. Una palabra que va implícitamente anterior a "políticamente", pues nadie dice significarte cuando alude a otro tipo de cosas, usando vocablos mucho más acertados como "sincerarse" cuando alguien va a decir algo que va a tocar las narices al receptor del mensaje,o "posicionarse", como queriendo decir que estás geopolíticamente en una esfera distinta al resto.
En realidad, lo que signifique significarte es insignificante. Son solo palabras casi obsoletas que demuestran poco o nada, tales como "persignarse", "genuflexión" o "procrastinar". ¿A quién puede importarle tales palabras?
O quizá, significarte implica dos vocablos: significa y arte. A lo mejor significarte significa arte, y el arte es mucho. El arte, decíamos. Pero no de frío. Helarte es otra cosa. Aunque no hay nada como el arte para dejarte helado, aterido, henchido, hinchado, pasmado o boquiabierto cual síndrome de Stendhal viviente. Como un gozo, un goce, un gozne o un gofre caliente. Como Joffrey, como Yogui, como esos personajes que aparecen por tu vida de soslayo, casi sin rozarte.
Soslayo. Solsticio. Lacayo. Armisticio. Y así, la vida entera...
Signifique significarte lo que quiera Dios que signifique, poco importa. Y ya saben que la importancia importa en función de quien lo refuta o lo niega, pues poco más podemos saber de esta vida, quizá perra, en función inconexa de lo que uno quiere o lo que uno
Desea

Bloom-Withno

sábado, 28 de noviembre de 2015

Sorpresas te da la vida

"Somos lo que somos 
Somos lo que vemos
Somos lo que oímos
Somos lo que rueda
Somos lo que anda y va
No quiero ná de ti"
(Letra extraída de la canción "Ná de ti" de Macaco)

Basten estas palabras del anteriormente grupo decente llamado Macaco para explicar algunas cosas que tiene la vida y que uno, no por ser la primera vez, sigue sorprendiéndose. Porque aunque, con nuestra maldita rutina diaria, nos seguimos soprendiendo.
Sorprende la necedad diaria del que no ve más allá de su propio ombligo. Sorprende, eso sí, algo menos, su desventura para con el prójimo. Como si en su atalaya que todo lo juzgara se sintiese cómodo.
Sorprende y a veces hasta con sorna el garrulismo propio de demasiada gente. Nadie con dos dedos de frente se puede sentir superior a nadie, pero clama al cielo la estulticia de demasiada gente. Quizá haya un porcentaje parecido de gilipollas y sabios en el mundo y vayan fluctuando, quien sabe.
Sorprende que sorprenda esperar algo de alguien. Hay gente que vive en otra galaxia.
Sorprende el que todavía haya buena gente en este condenado planeta. Sorprende que todavía haya pobreza, sorprende incluso mostrar sentimientos. Hasta ese punto ha llegado nuestro cinismo, se supone que la insensibilidad demuestra fortaleza.
Sorprende la falta de autoestima, la falta de palabras tiernas, las palabras de amor, de cariño, de afecto. Sorprende incluso que haya gente que siga esperando. Y esperando.
Sorprende todavía la ingenuidad del enamorado que se cree correspondido. Sorprende la falta de autoestima de la chica que se rebela contra el mundo por su soledad.

Solo tienen que pararse en un banco de un parque y verles pasar. Sus miedos, sus dudas.
Quizá hasta os veáis a vosotros mismos.

martes, 15 de septiembre de 2015

El gris Septiembre

"Me has alterado poniéndote a mi lado
Yo que vivía tan feliz en un tejado"

(Letra extraída de la canción "Sol de Invierno" del grupo Extremoduro)

Pues qué quieren que les diga, no sé si alterado o no, pero todo tiene un aspecto de noche, ¿no les parece? Como si Septiembre fuera un mes de eterna nocturnidad a plena luz del día, como si los grises dominaran todo, como si cada lluvia recordara que los adoquines que pisamos son una simple secuencia por la que nunca dejamos de andar.

Intentamos cuadrar todo hasta que todo salta por los aires. Mientras, hacemos cálculos. Esperar, esperar... pensar, repensar... y así, hasta que todo llega. Pero hasta que llega, ¡Lo que hay que pasar!

Ya no hay noches a la luz de las estrellas donde sentirse seguro, decimos adiós a los claros que se abrían y nos permitían soñar. El aire se vuelve plomizo y las sienes nos duelen, como si tuviéramos una incapacidad para ser felices en Septiembre.

Septiembre no es mes de melancolías, como lo es Abril, ni mucho menos de funeral, como es Noviembre. Septiembre simplemente te atropella poniendo las calles donde antes solo había caminos de tierra, te pone zapatos donde los pies andaban lozanos y sueltos, te coloca un traje para que vuelvas a recordar que la hora del recreo se acaba.

Septiembre refunfuña porque no le gusta ser el mes serio, aquel que ponga orden a tu vida. También es alegre y risueño a su modo, pero nadie le entiende. Pobre Septiembre. Le gustaría a veces ser un Agosto de amores fugares y corazones palpitantes, o un Diciembre familiar cubierto de nieve, pero él es un incomprendido necesario para que los grandes momentos de nuestra vida ocurran gracias a su aguante estoico de mes plomizo.

Septiembre me disgusta y agrada a la vez. Anticipa el otoño y trae una alegría muy distorsianada en la que me siento seguro, pero conlleva lloros de las nubes que agudizan mi tristeza.

Pero no desesperes, Septiembre. Nadie te olvida. Por algo será...