martes, 21 de septiembre de 2010

A mí mismo (Para tí, de mí)

He estado contigo desde el principio. Tu primer recuerdo es una imagen borrosa de tu cuna al lado de la cama de tus padres, en la parte derecha de su habitación, con las paredes de papel azul pintado. En esa habitación pintabas con tiza una carretera donde tus chapas jugaban, y ya descubriste la perspectiva cuando en esa habitación, plana y horizontal, diferenciabas entre el principio de un puerto de montaña y su cumbre. Eras un niño despierto. De pequeño te gustaba correr escaleras arriba y pegar un susto a tu madre. Un día la agarraste de un pie, ella se desequilibró y se cayó. Nada grave, pero tú descubriste el miedo. Tu madre nunca se enfadó (nunca se enfada) ni te reprendió, solo una vez, cuando pensó que te habías perdido y en realidad estabas a doscientos metros.
Cuando tenías 3 años ibas a empezar el colegio. La imagen cruzando el paso de cebra agarrado de tu madre camino al colegio la tienes grabada, igual que cuando te abriste la cabeza con tus amigos haciendo una carrera. Cosas de críos.
Recuerdo tus primeros amores, tu soledad, tu miedo a ser rechazado, a sufrir, a decepcionar a los demás, el esfuerzo que todo te ha costado. El haber tocado fondo y saber lo que es no poder bajar.
También he visto como sacabas fuerzas de donde no las había, de tu abnegación por no traicionarte a tí mismo, de ser consecuente y generoso con los demás, tener un buen corazón.
Te he visto crecer desde dentro y estoy muy orgulloso de lo que te has convertido. Tu vida crece y progresa por caminos que todavía no sabes desentrañar pero que más tarde o más temprano descifrarás.
En tu mano está en convertirte en lo que quieres. Tienes un poder inimaginable, sólo tienes que descubrirlo.

Bloom-Withno

jueves, 9 de septiembre de 2010

Poemsamientos (V)

1: Decimos lo que no hacemos, y hacemos lo que no decimos.
2: Cuanto más nos cuesta admitirlo, más nos duele.
3: La necesidad de embriagarnos de nosotros mismos perturba a quien está a nuestro alrededor.
4: Si quieres pensar con el corazón, la cordura es mala consejera.
5: Sin tí no soy nadie, sin mí soy nada.
6: Equivocarte es seguir un camino ni mejor ni peor que los demás, simplemente es un camino erróneo.
7: La soledad aterra al que necesita cariño; esto es, a todos, pues todos necesitamos cariño.
8: Protege tu alma, algo tan preciado necesita tus cuidados.
9: Combate a los mezquinos con elegancia. Nunca te rebajes.
10: Un niño sólo quiere eso, ser niño. No le robes eso.

*****

Bloom-Withno

jueves, 2 de septiembre de 2010

Amistad

Echo de menos tu risa, tus gestos. Echo de menos sentirme bien contigo a mi lado. Añoro esos tiempos que pasábamos juntos, esos tiempos no tan lejanos y sin embargo parecen de otra vida. Mi vida sin tí es gris, vacía, irrelevante. Mi soledad abusa de mí mientras veo como, resignado, decides abandonarme.
Me paso el día llorando por los rincones como un alma en pena, pensando qué hice mal, por qué hemos llegado a esta situación. Y sólo puedo resignarme y llorar. Sé que te necesito. ¿Y tú no lo sabes?
Cada día lleva a otro día que lleva a otro día y así. Me deprimo cuando pienso en lo solo que estoy sin tí, sin tu risa, esa risa que lo inundaba todo a su paso, esos ratos en los que solamente pasaba el tiempo y para mí eran como oro puro. Todo eso lo echo de menos. ¿Tú no?
Me digo que hay que seguir y que la gente entra o sale de tu vida según quieran ellos, que no puedes obligar a la gente. Al minuto de ese pensamiento me acuerdo de ti y te maldigo. Odio esta situación, ¿es que no lo ves?
Reflexiono (lo odio) y logro calmarme. La vida es un camino que nosotros dibujamos y luego ella nos lleva por donde quiere.
Estaré aquí, donde he estado siempre.

Bloom-Withno

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Alegría

Corro por el parque con los cascos puestos sin darme cuenta de nada ni de nadie. Todo consiste en calibrar mi esfuerzo, ritmo, pulsaciones, todo frenético sin que mi corazon se desboque. En mi reproductor suena una canción que me transmite energía, fuerte, poderosa, y mi zancada se amplía y mi ritmo se incrementa.
¿Dónde vas?- me pregunto a mí mismo. Baja el ritmo, que no estás huyendo. Hablo con mi cuerpo, reventado de la paliza que le estoy infligiendo.
Paro a beber un poco de agua y a relajarme. Un niño me mira mientras pasa a mi lado. Un pequeño niño. Me mira fijamente mientras yo estoy más cerca del matadero que de parecer un ser normal. El pequeñin me mira y sonríe. Su madre lo lleva en brazos, ella también me mira. De repente, el pequeño lanza los brazos en mi dirección con toda la fuerza que puede, riendo. En mi cara aparece una mueca de asombro y felicidad. Obviamente no me llega a alcanzar, pero mientras continúa su camino me sigue mirando.
Decido continuar la carrera pero esta vez en sentido contrario al que lo estaba haciendo. A fin de cuentas, el parque es circular.
Veo parejas jóvenes enamoradas por primera vez, ancianos cogidos de la mano, niños jugando con la pelota, gente corriendo como yo, perros corriendo tras sus amos o un palo, todo un universo feliz.
La canción que estaba escuchando se acaba y empieza otra. Mi ánimo no sólo crece, si no que estalla, explota, lo inunda todo.
Y mientras corro veo como todo pasa a mi alrededor a cámara lenta: Los jóvenes enamorados se buscan con la mirada, con el tacto, con la lengua; los niños ríen sin preocupaciones, interesados en todo lo nuevo que aparece en su vida; los perros corren con la lengua fuera, vigorosos, apoyados en sus patas traseras. El mundo parece feliz. Y mientras, la canción incrementa más y más mi ánimo, como si no tuviera límites, y corro cada vez más rápido y no me canso, y canto mientras y no me ahogo, y sé que no puedo parar, extasiado de alegría, de felicidad, de sentirme lleno y pleno, feliz, con mi alma tocada por cada nota que penetra en mis oídos.
Cuando decido parar mi corazón late excitado y mis piernas me cobran el esfuerzo. Pero no importa, he sido tan feliz, me he sentido tan vivo, que nada más importa.
A lo lejos veo una madre y un niño. La madre me ve y hace gestos a su niño para que mire en mi dirección. Noto que el niño comienza a esbozar una sonrisa, una sonrisa cálida, alegre. Yo camino hacia ellos y pienso que ójala este instante durara eternamente, donde hubiera un mundo en el que viviéramos permanentemente alegres.

Bloom-Withno