jueves, 12 de marzo de 2009

De escritor a escritor

Prefacio de descarga:
Una rosa en mi mano yo tuve. Al abrirse poco a poco, del capullo brotaba un líquido espeso de color negro que corría a través de mi muñeca. Las gotas caían una tras otra al suelo, sin nada más que decir. El mundo podía ser un lugar sórdido...
Años después, caminando con mi bicicleta a lo largo de un camino dorado por el sol, el aire me daba en el rostro y comprendí qué era la felicidad. Acompañabanme en mi travesía grandes rosales junto al camino y no había rastro de aquella rosa de la cual brotaba sangre. La felicidad era algo bueno, sin duda...
¿Por qué escribo todo esto? ¿Para qué escribo todo esto? La gente suele decir que escribe para espantar demonios o para poner en papel pensamientos que subyacen en su cabeza. En mi caso es simple: Dejar que mi cabeza diga y mi cuerpo actúe. No hay premeditación ni alevosía, todo surge, todo fluye.
All along the...Riverrun! (Finnegans Wake, James Joyce)
Arquetipando...:
Si alguna vez, lector, has sentido la necesidad de contar una historia, sabrás que necesitas un personaje que la cuente. Confeccionar un personaje o varios suele ser más o menos simple: Tú decides quien es, cómo es, cómo piensa, cómo actúa. Puedes decidir si tiene hijos, si está casado, o muerto. Tú eres su Dios y él sólo puede obedecerte (para más información, leer la obra Niebla, de Miguel de Unamuno).
Ahora bien, queda saber qué historia vas a contar y cómo. Puedes contar una sucesión de eventos, lo cual es, en definitiva, una historia. Puedes decir "Aquí dijo tal: Francamente querida, me importa un bledo", o cosas similares. En realidad no hay mucho más que contar, paradójicamente.
Otra historia es saber cómo lo vas a contar. Cómo vas a utilizar el lenguaje para transmitir información. Puedes complicarte poco y contar las maravillas de un espadachin amigo de Quevedo, incluso puedes hablar de cosas triviales y distendidas. O puedes profundizar en el lenguaje. La similitud es como oír al grupo pop de moda o a Bethoveen. Cierto es que Bethoveen no es del gusto de todo el mundo, y además a veces no te apetece oírlo. No pasa nada. Si eres oyente-lector. Si eres escritor-autor, debes profundizar en el lenguaje. Porque te lo debes a tí mismo, por las ganas de aprender y descubrir, por esforzarte en hacer algo que merezca la pena. Lo demás es sólo para un rato. La eternidad espera a los que eligen el camino de la abnegación.
Bloom-withno

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