miércoles, 1 de diciembre de 2010

De la Pretensión y la Diplomacia

You must seem to be rich and have money to burn.
Even though it’s a bitch, spending more than you earn.
That’s the game here and the name is facade!
(Letra extraída de la canción "Facade", del Musical Jekyll and Hyde, Complete Work)

Llamar "hijo de puta" a alguien lo puede hacer todo el mundo. Hasta el más bobo es capaz de decir esas tres palabras, incluso aderezar aún más si cabe la frase, en un alarde hasta ahora desconocido, con algunas palabras más, por ejemplo "hijo de la gran puta". Muy eficiente, clara y concisa.
Ahora bien, alguien capacitado para llamar a alguien "hijo de puta" sin que el otro lo sepa y con una sonrisa en los labios, sólo puede hacerlo un hijo de la gran puta.
Ser diplomático no es ser educado, no nos dejemos engañar. Ser diplomático es ser un auténtico bastardo sin escrúpulos. Todo apariencia, todo maquillaje, una fachada perfecta sin ningún tipo de mancha a la vista que esconde un cabrón sin igual. Todo medido y bien medido, cero riesgos. Ni una palabra más alta que otra, con un verbo exquisito.
Pero claro, esa superioridad moral e intelectual que estos pequeños despojos humanos creen tener sobre el resto del planeta viene motivada por la estúpida y atrayente idea de la pretensión.
El querer ser, el aparentar, mostrar siempre una cara amable que reconozca su liderazgo y justicia (en teoría justa) hace que todo por lo que luchan siempre se vea limpio como una patena. Nunca una palabra de más y sonrisas por doquier. Así son los pretenciosos diplomáticos.
Desconfíen de ellos, pues acechan en las sombras...

At the end of the day they don’t mean what they say
They don’t say what they mean, they don’t ever come clean.
An’ the answer is it’s all a facade!
(Letra extraída de la canción "Facade", del Musical Jekyll and Hyde, Complete Work)

Bloom-Withno

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