El sol brilla (y mucho) a través de la ventana. Desde aquí puedo ver al fondo las montañas, el soplo ligero de aire que mueve el campo, los chicos jugando. Es un paisaje tranquilo que me gusta. Pero el sol me mira.
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Aquí el sol no hace prisioneros. En esta carcumbre de asfalto que es la ciudad, el inextinguible Astro Rey es el juez supremo de todas las decisiones veraniegas. Como si de uno de sus designios malvados se tratase, hace restallar su látigo contra los edificios y nos mata de sed. Toda la bruma apenas contenida en un trozo insignificante de nube se evapora al rozar con uno de los destellos dorados que refulguen a lo largo del cielo azul, brillante y perlado como ningún otro.
Aquí no hay montañas, no hay aire. Un vapor viscoso fluye de las alcantarillas a la nariz de la gente en un continuo sin atisbos de finalizar. Los niños no juegan, las calles están desiertas. Ni los lagartos, otrora activos, salen a rendir cuentas al sol.
El Edén murió de insolación a los pies de tu casa, sus ramas ascendieron hasta tu cuarto, pero ahí murieron, en el umbral de tu habitación, donde todo anda calcinado durante un tiempo.
Desde la canícula más abrasadora jamás vista.
Bloom-Withno
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Aquí el sol no hace prisioneros. En esta carcumbre de asfalto que es la ciudad, el inextinguible Astro Rey es el juez supremo de todas las decisiones veraniegas. Como si de uno de sus designios malvados se tratase, hace restallar su látigo contra los edificios y nos mata de sed. Toda la bruma apenas contenida en un trozo insignificante de nube se evapora al rozar con uno de los destellos dorados que refulguen a lo largo del cielo azul, brillante y perlado como ningún otro.
Aquí no hay montañas, no hay aire. Un vapor viscoso fluye de las alcantarillas a la nariz de la gente en un continuo sin atisbos de finalizar. Los niños no juegan, las calles están desiertas. Ni los lagartos, otrora activos, salen a rendir cuentas al sol.
El Edén murió de insolación a los pies de tu casa, sus ramas ascendieron hasta tu cuarto, pero ahí murieron, en el umbral de tu habitación, donde todo anda calcinado durante un tiempo.
Desde la canícula más abrasadora jamás vista.
Bloom-Withno
1 comentario:
En esta oportunidad quisiera plantear una pregunta que me imagino muchos se la han hecho y es, que nos inspira al escribir un texto?
1. Puede ser las ganas de expresarnos y de hacer salir esos sentimientos que tenemos contenidos y necesitamos desahogar.
2. Pero tambien puede ser que queremos hacer algun aporte, es decir compartir alguna experiencia que consideramos valiosa y que pensamos que seria bueno compartirla con alguien mas. Quien sabe, podria serle util para que no cometa el mismo error, o incluso salvarlo de alguna situacion riesgosa, de las tantas que pueden presentarse en la vida de un ser humano, que es falible.
3. Y finalmente, cuando sentimos que hay una fuerza superior a nosotros que nos anima a hacer algo que no es usual, pero no por eso menos impostergable, siempre en procura del bien de la mayoria, por cierto.
Un ejemplo claro de este ultimo caso, seria compartir un descubrimento sobre la naturaleza de Dios, o de lo que este quiere para los hombres. Si ya se que sobre eso se ha escrito in extenso, en ese caso quiza, solo seria para reforzar una idea que ya se menciono en alguna otra oportunidad, pero que por el contexto actual, se hace necesario su recuerdo y mencion.
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