miércoles, 12 de agosto de 2009

Cypher

Morgan Sullivan en un contable con una vida aburrida que quiere ser contratado por Digicorp y entrar en el intrincado mundo del espionaje industrial. En su camino conocerá a Sunway Systems, feroz competidora de Digicorp, y a Rita Foster, aliada de Sebastian Rook, misteriosa dama que oculta secretos profundos acerca de Morgan Sullivan.


Destripando, ojo.

En un mundo dominado por las grandes empresas, son dos (Digicorp y Sunway Systems) las que luchan denodadamente por destruir al contrario. Espiar, acechar, robar, falsificar e incluso matar son moneda de cambio para hacerse con los secretos del otro.

Entre estas empresas se encuentran varios personajes que, a medida que discurre la trama, nos van introduciendo en ese oscuro mundo que es el espionaje industrial.

El primero de ellos es Morgan Sullivan: contable y con una existencia rutinaria que tratará de ser contratado por Digicorp para buscar aventuras y acción. El segundo, Rita Foster: una subrepticia damisela que esconde siniestros secretos y verdades que harán encontrar en Morgan Sullivan a todo un heróe. El tercero, Sebastian Rook, el espía del que todos hablan. Se mueve entre la leyenda urbana y el rumor, nadie le ha visto la cara, nadie le conoce, nadie tiene contacto con él. Excepto Rita Foster.

A través de estos personajes y un portentoso -y arriesgado- impacto visual, la película se va desarrollando a cuentas gotas, como las grandes óperas del thriller. Sin apenas resquicios de acción, el espectador se ve agobiado, encerrado. Enfrentado a un mundo de espías dobles y cámaras ocultas donde la información es oro y cualquiera puede matar o morir por ello.

Eso sí, en la película hubo partes de la historia que me sonaron repetidos y algunos planos con efectos especiales delataban el papel-cartón que había detrás. Pero sí merece la pena siendo cine independiente tratando de realizar una película sci-fi con trama.

Pocas películas hay que merezcan un respeto por tratar de conseguir algo diferente.

PD: Mención especial a la banda sonora del señor Michael Andrews que no hace más que añadir intriga y desconcierto a la trama.

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