sábado, 15 de agosto de 2009

Ghost in the shell

Primera película de la archifamosa saga de novelas gráficas-películas-video juegos. Dirigida por Mamuro Oshii (Avalón, Assault Girls) en el año de Nuestro Señor de 1995.
La agente Kusanagi, de la Sección 9 del Departamento de Seguridad del gobierno de Japón, investiga los asesinatos relacionados con un peligroso criminal cibernético llamado Puppet Master.

Destripando, ojo.


Den por hecho que mi experencia manga/anime queda reducida a Bola de Dragón y tres cosas más. Así que no entraré a valorar la novela gráfica y su comparación con la película.

La agente Kusanagi trata de resolver varios crimenes y robos de identidad que tienen como denominador común un nombre: Puppet Master. Este temible nombre esconde a un terrorista cibernético que puede introducirse en practicamente cualquier unidad de información y piratear cualquier base de datos (tanto físicas como mentales). La agente Kusanagi y su grupo de la Sección 9 tratarán de atrapar a este escurridizo criminal en una persecución que se revelará como una busqueda vital para la agente y un intento de comprender su relación con el mundo que le rodea.

El mundo que nos presenta GITS recuerda mucho al de Blade Runner. Es innegable que ha bebido de esa película y que ha dado de beber a Matrix. Con una atmosfera oscura, que respira depresión, GITS pinta un futuro en el que máquinas y humanos conviven y se mezclan para crear cyborgs. Máquinas con rastros de células humanas en su cuerpo que son fabricados y creados con un alma propia.

GITS a nivel visual es poderosa. Cada punto de cámara está estudiado para confeccionar un mundo sin fisuras que nos deja sin aliento. Con una indudable calidad en su fotografía, GITS va desgranando personajes, trama y razonamientos filósoficos que atrapan al espectador en un mundo espectacular por su contenido y su acción.

Un anime con palabras mayúsculas que habla con un idioma propio, destilando cine de culto en cada palmo de metraje y alejándose de las películas anteriormente mencionadas. Para el que no esté acostumbrado al anime, puede parecerle irreal o ilusorio, casi ridiculo. No debemos olvidar que es una película de ciencia ficción desde la F hasta la N.

Es ahí donde GITS demuestra su baile de medios y su compleja historia. No hay que desesperar si el espectador se ve apabullado por la historia, puede revisionarla y así, de paso, contemplar con mayor asombro la textura de sus colores y sus sombras.

GITS es un portento de imágenes. Quizá tenga un guión dificil, inextricable, con diálogos largos y complejos, pero no niegue el espectador que en GITS hay un mundo pintado de inigualable expresión que se le presenta único, como la película.

Y dejo para lo último la banda sonora. Kenji Kawai se llama el tipo cuya obra respira intensidad, cine clásico, misterio, exotismo, drama, oscuridad. Se mimetiza e intensifica la película como sólo las grandes obras lo hacen.

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