jueves, 26 de abril de 2012

Los Hilos


 Master of puppets
I'm pulling your strings
Twisting your mind and smashing your dreams

 (Frase extraída de la canción "Master of Puppets" de Metallica)

El ejercitó se apostó frente a la muralla. La lluvía caía mientras los jinetes sujetaban a sus caballos, las espadas goteaban y en los estandartes brillaban el escudo. Tras los muros, la gente se agolpaba.
Una masa violenta y desesperada que recorría las calles sin ninguna dirección, tropezándose consigo misma hasta que daban de bruces contra el castillo. El Señor lo sabía, por eso ordenó que su caballería formara y sus capitanes mandaran al ejército a permanecer así el tiempo que fuera necesario. No iba a permitir que unos muertos de hambre le quitaran lo que a él por derecho le había sido designado: Ser político.
Su abuelo fue político, su padre, empresario y político, y él, continuando la estirpe, también lo era. Era poderoso, creía en la fuerza, en ser mejor que el otro, en aplastarle si oponía resistencia. Y no iba a dejar de pensar así ahora.
La masa se enfurece, inunda las calles con gritos agonizantes. Tienen hambre. ¿Pero eso a quién le importa? Lo que es mío es mío, ¿acaso tengo yo la culpa de que sean pobres? Son míos, podría hacer lo que quisiera. Libertad, yo soy la Libertad en persona.
Las puertas de la muralla empiezan a ceder, el ejército saca a relucir sus espadas y, blandiéndolas, empieza a seccionar las extremidades de los pobres que osan asaltar el castillo.
Ellos también son pobres, también son pueblo. Pero lo niegan, nunca dirán que son como ellos, porque ellos son el Orden. Sí, el Orden, ellos son los encargados de velar porque todo siga igual, los señores siendo señores, los pobres siendo pobres, porque de eso trata su supervivencia. No entienden el cambio, no les pagan por el cambio, no quieren oír hablar del cambio. Por eso defienden a su Señor.
El Señor no sale de su casa, tiene emisarios que le cuentan cómo va la cosa y, por si algo sale mal, tiene fletado un avión que le llevará a otro país.
La masa rompe la puerta y se enfrenta al cerco que ha montado el ejército. Hambre, tienen hambre. Y no hay nada más temible que alguien que no tiene nada que perder.
Podría darse la circunstancia de que los capitanes pensaran que son pueblo y el ejército protegiera a su pueblo. Esta idea es recurrente cuando los capitanes van a dormir, pero mientras duermen, se evapora. Sacan sus espadas. Protegen a su Señor, él, que les ha dado tanto.
Cuando esto sucede, el Señor se levanta y se va. Decide dar un paso estratégico: Tras unos días desaparecido, negocia con el pueblo, eligen a unos habitantes para estar al mando de las cosas, y los compra. Y la multitud se agolpa contra ellos, pero el ejército otra vez interfiere, porque ellos están para servir y proteger, sea quien sea el que ostente el poder.
Desde su poltrona, el otrora Señor ríe. Castas, clases sociales, algo que parecía extinguido, sigue residiendo aquí, en pleno Siglo XXI, aquí, en España, aquí, en Madrid.

Bloom-Withno

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