domingo, 2 de agosto de 2009

Wall-E

Wall-E es el último robot de limpieza que queda de un plan de los humanos para recoger toda la basura acumulada en la Tierra mientras estos esperan fuera de ella. Otro robot (EVE) enviado por los terrícolas a inspeccionar si queda vida en el planeta, se encontrará con Wall-E. La relación entre ambos les deparará un sinfin de aventuras tanto en la Tierra como fuera de ella.

Destripando.

Aclamada obra animada de Pixar, otra más. En el año de nuestro señor 2008, Andrew Stanton (Toy Story, Finding Nemo) nos deleitaba con una relación extraña entre robots en un mundo post-apocalíptico.

Más aún, en Wall-E hay un robot del mismo nombre que no pronuncia sonido alguno en los primeros momentos. La devastadora presentación de los protagonistas nos deja así, en silencio, como los dialogos de los robots que se conocen, que viven y disfrutan de un lugar tan inhospito como es la tierra del 2700.

Wall-E encuentra en EVE, el robot enviado a la Tierra para supervisar algún halo de esperanza en forma de vida, a la compañera ideal que siempre había soñado a través de la cinta de video "Hello, Dolly". Junto a ella, se encamina al extraño viaje que le depara el haberle regalado una planta. Un camino que le lleva a conocer el último reducto de la vida humana: la nave Axión. En ella encontrará a los humanos acomodados y con sobrepeso debido a la ingravedad y al estilo de vida que se ejerce en la nave. Además, Wall-E trabará amistad con máquinas disfuncionales además de combatir las órdenes inquebrantables del ordenador de la nave para llevar a los humanos de vuelta a la Tierra.

Todo ello con claridad de ideas, con situaciones hilarantes, con un virtuosismo técnico y con un guión trabado de momentos inolvidables. Wall-E dibuja un lugar donde los hechos y las palabras se filtran a través de gestos y movimientos que el espectador en todo momento nota en cosas tan frías como un robot de masaje, un robot limpiador, un aspirador, una sombrilla...

Wall-E es comedia, es ciencia-ficción, es amor, es esperanza, es drama, es conmoción, es aventura, es creer, es luchar.

Wall-E sugiere el aroma de las grandes obras maestras. Una película destinada a pervivir en nuestra memoria, infinita como es el universo y delicada como es la hoja de una planta.

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