viernes, 26 de febrero de 2010

Vamos a contar mentiras

El sujeto yacía ante ellos a unos pocos metros. Tumbado boca arriba, con los ojos todavía abiertos y una mueca de horror en su rostro, el difunto nos contaba sin saberlo cómo habían sido los últimos momentos de su vida.
La inspectora JFK Rowkling y el profesor Dan Emmet Brown contemplaban la escena uno al lado del otro, sin saber que el monje enano y manco que se encontraba detrás de una puerta de los palacios donde vivía la víctima, era el asesino.
Una mujer de un aspecto parecido a Amelié se encontraba junto a ellos. La pobre lloraba desconsolada.
- Es el hermano del marido de mi prima segunda por parte de madre, confesó la Mujer-Amelié. Éramos grandes amigos.
- ¿Cuándo habló usted por última vez con la víctima?, preguntó JFK Rowkling.
- Hará más o menos tres años. El día que mi prima segunda por parte de madre se casó con el hermano de la víctima.
- ¿Y antes tenían una relación estrecha?, inquirió la inspectora.
- ¿Qué quiere decir con estrecha?, pregunto la M-A (mujer-amelié).
- Que si se lo follaba, dijo Dan Emmet Brown sin levantar la vista del cadaver.
- No, no -dijo M-A. No lo había visto en mi vida. Sólo el día de la boda de mi prima segunda por...
- Sí, si , si... eso ya nos lo sabemos -espetó JFK con una cara de desdén y conmiseración.
La noche será larga, decía Dan Emmet Brown, al tiempo que miraba con detenimiento los cuadros que recubrían las paredes. Había unos cuantos Goyas (honoríficos todos) algún Miró y unos Da Vincis.
De repente, Dan Emmet Brown exclamó: ¡¡¡Mirad todos este cuadro!!!
Todos se acercaron, esperando encontrar en él alguna pista que les acercara al asesino.
- ¿Qué sucede? -preguntó la inspectora JFK.
- ¿Ha encontrado alguna pista oculta en el cuadro? -profirió M-A.
- Que pista ni que niño muerto -dijo Dan Emmet Brown escupiendo al personal. El gilipollas éste, dijo señalando al difunto, tiene una colección de cuadros antiguos, y el cuadro más grande que tiene es... ¡Uno de una tortuga ninja!
Todos exclamaron al unísono un gran ¡Oh!
Mientras el monje enano y manco escapaba por un tunel secreto que sólo él y su Maestro conocían, todos en la sala seguían mirando ese cuadro, el cuadro donde una tortuga ninja mutante con el nombre de Leonardo gobernaba la sala, con una mueca entre la sonrisa y el llanto...

Bloom-Withno