lunes, 9 de mayo de 2011

Perdedor

- He destrozado mi cuerpo, siempre he antepuesto todo a mi persona. No he podido evitarlo, preferia llevarme el golpe.
- Ya te lo he dicho mil veces. Sé egoísta, nadie va a dar un duro por ti. La gente no te va a reconocer esos méritos que tú haces.
- No busco mérito alguno. Sólo intento hacer lo que siento.
- ¿Cuantas ostias necesitas que te de la vida? ¿Cuántas?
- Pero yo...
- No, escucha. Esto no es así, sencillamente porque no es así. Deja de ser una plañidera llorando por los rincones. Solo te tienes a ti. Solo tienes un cuerpo. Solo una vida. Deprimirte o resignarte no te va a valer de nada.
- Sabes que tengo los nervios rotos, y me estoy deprimiendo. Yo, que nunca he dado nada por hecho y he luchado hasta el final.
- ¿Qué esperabas, idiota? Te has dado frontalmente con tu cuerpo, sacrificándote en nombre de no sé qué virtud. Esto no es una película, despierta. ¿Cuándo lo vas a hacer?
El chico calló, reflexivo. Ahora, se odiaba a sí mismo. Un odio grande le ardía las entrañas y quería demostrar que estaba en un error. Pero siempre volvíamos al mismo punto. Al de ser como eres y no cambiarlo.
- Determinación, cojones. Eso es lo que te falta. Empezar a pensar y actuar aprendiendo de la experiencia. Hay una parte buena en todo esto...
- ¿Cuál es?
- Que cada día es distinto.

Para todos los que alguna vez se sintieron así
Bloom-Withno

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