miércoles, 15 de febrero de 2012

Diabluras

Cuando él se giró, una sonrisa aparecía en su rostro semideforme. Un estremecimiento le recorrió el cuerpo. Era el Diablo en persona. Sólo faltaba el olor a azufre. Su mirada le escrutaba, le traspasaba, lo juzgaba y condenaba de manera inmisericorde, como si estuviera examinando su alma. Algunas personas tenían el poder de hacer eso. Él era uno de ellos.
Su sonrisa dejaba al aire todos los dientes, pequeña hilera de perlas que restallaban entre la oscuridad. Se acopló bien el sombrero y continuó su camino.
Tras él, en el suelo, un hombre agonizaba, sangrando, después de haber sido agujereado por esa mirada.
La noche cerrada era todo oscuridad. El aire, trémulo, era vapor húmedo. Un charco de sangre. Y unos pasos que resonaban mientras se alejaban.
Nunca miréis la sonrisa del Diablo. Podríais no contarlo...

Bloom-Withno

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