"Si quieres que la gente te
escuche, no puedes limitarte a darles una palmadita en el hombro, hay
que usar un mazo de hierro, sólo entonces se consigue una atención
absoluta." (Frase extraída de la película "Seven")
Por lo general todo comienza con un hecho apenas perceptible. Un gesto, una palabra pronunciada más alto, perder un metro, no tener cobertura, una mirada, una cara. Cualquier pequeña acción que genera un diminuto remolino.
Pero ese remolino que ha brotado, germina. Es un zumbido permanente en la cabeza del individuo, que se localiza en una zona y poco a poco, como un tumor, va apoderándose de todo.
Para cuando quieres hacer frente a la situación, ya es incontrolable.
Y así, un día nos levantaremos con una noticia en los periódicos que dirá algo parecido a que un hombre, presa del pánico, la locura y necesidad, hizo algo terrible que abrirá los ojos al mundo.
Entonces nos echaremos las manos a la cabeza. ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Cuándo se nos fue esta situación de las manos?
Buscaremos culpables, hallaremos soluciones, pero nada cambiará. La gente seguirá llevándose a la gente por delante mientras no seamos lo suficientemente bondadosos como para ser buenas personas.
No nos engañemos, el ser humano es despreciable. Por cada virtud que tenemos aparecen diez cosas que hay en nuestro interior que son repulsivas, enfermizas, una grieta perpetua que no se cierra y por donde asoman todos nuestros fantasmas y miedos.
Y entonces los informativos informarán. Y la muerte dominará la escena, la sangre aparecerá en la calle.
Y seguiremos preguntando cómo pudimos llegar a esto.
La solución es fácil: Cambien lo establecido, despójense de sus miedos, vuelvan a ser esos niños justos y serios que jugaban con devoción, vivan mejor y no con más. Odien su propia persona. Sean reflexivos, duden. Carezcan de prejuicios y busquen en su interior algo bueno, si es que lo tienen.
Lloren y rían con ganas. Abandonen toda noción de atadura y compromiso pues nada atan ni compromete. Sean libres.
Y si no pueden hacer todo eso, maldigan este mundo que hemos construido y salgan a cambiarlo.
Bloom-Withno
Por lo general todo comienza con un hecho apenas perceptible. Un gesto, una palabra pronunciada más alto, perder un metro, no tener cobertura, una mirada, una cara. Cualquier pequeña acción que genera un diminuto remolino.
Pero ese remolino que ha brotado, germina. Es un zumbido permanente en la cabeza del individuo, que se localiza en una zona y poco a poco, como un tumor, va apoderándose de todo.
Para cuando quieres hacer frente a la situación, ya es incontrolable.
Y así, un día nos levantaremos con una noticia en los periódicos que dirá algo parecido a que un hombre, presa del pánico, la locura y necesidad, hizo algo terrible que abrirá los ojos al mundo.
Entonces nos echaremos las manos a la cabeza. ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Cuándo se nos fue esta situación de las manos?
Buscaremos culpables, hallaremos soluciones, pero nada cambiará. La gente seguirá llevándose a la gente por delante mientras no seamos lo suficientemente bondadosos como para ser buenas personas.
No nos engañemos, el ser humano es despreciable. Por cada virtud que tenemos aparecen diez cosas que hay en nuestro interior que son repulsivas, enfermizas, una grieta perpetua que no se cierra y por donde asoman todos nuestros fantasmas y miedos.
Y entonces los informativos informarán. Y la muerte dominará la escena, la sangre aparecerá en la calle.
Y seguiremos preguntando cómo pudimos llegar a esto.
La solución es fácil: Cambien lo establecido, despójense de sus miedos, vuelvan a ser esos niños justos y serios que jugaban con devoción, vivan mejor y no con más. Odien su propia persona. Sean reflexivos, duden. Carezcan de prejuicios y busquen en su interior algo bueno, si es que lo tienen.
Lloren y rían con ganas. Abandonen toda noción de atadura y compromiso pues nada atan ni compromete. Sean libres.
Y si no pueden hacer todo eso, maldigan este mundo que hemos construido y salgan a cambiarlo.
Bloom-Withno
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