lunes, 18 de octubre de 2010

La vida D

De la presión. De la tensión. De mi madre y su pensión. De la inacción, la interacción, racionalización, y mi pensamiento como punto de inflexión. De todo eso y más, de lo que hay a continuación.
De tu mirada, de tu beso, de tus tonterías con el pelo. De tu sonrisa y la arcada en mi gesto. De las convulsiones que de momento siento.
Del odio, del miedo, del pavor supremo. De mi salud, de mis fobias, de mis noches solas. De aquellas que recuerdas mientras el alba aflora.
Del alma perdida, recuperada y otra vez perdida, de la incesante constante del día a día, del cansancio, la agonía, del eterno moverse que es la vida.
Del deseo, drama, desdén, diatribas mezquinas, desayunos intempestivos cuando el sol salió hace horas, incluso días.
De la frustración y la amargura, de regurgitar la bilis hasta que encuentras la cordura. De todo eso uno se cura.
Del trabajo bien hecho, de la necesidad, del reconocimiento. Del camino tortuoso, del desenfreno, de la constancia y el empeño. De todo eso y más, de ver alcanzados tus sueños.

De mi vida presente, para mi futuro incierto.

Bloom-Withno

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