lunes, 14 de febrero de 2011

Sembrando

Recolectando recuerdos en una memoria colectiva, nos damos cuenta de cómo cambia el mundo y nosotros con él. Ni somos los que éramos, ni mucho menos lo que seremos. Hay que avanzar con los tiempos, dicen. Pero a veces resulta tan duro.
Para algunos es imposible salir de su neanderthalismo mientras que para otros las derivas a las que nos lleva el mundo generan en ellos ideas tan absurdas, locas, y por qué no decirlo, unas gilipolleces del tamaño del Empire State Building.
En estos tiempos de creciente cambio (aunque siempre estamos en cambio, al parecer), vivimos unos contrastes que al final llevan a uno a un inmovilismo abrumador. Seamos sinceros, ¿quien quiere quedarse anclado en el Pleistoceno o marcar tendencia en su Facebook o Twitter? Eso debe desgastar mucho.
Pensando todo esto llego a una conclusión: nos hemos olvidado de lo primario.
Lo primario es amar al que tienes al lado, a tu familia, a tu amigos. Escuchar, comprender, ayudar. Vivimos a mil por hora sin pararnos a pensar, nos preocupamos por el hambre de África pero no por los mendigos de mi calle; odiamos a los que hablan galego, euskera, catalá o similar, pero todos queremos saber inglés; Conoces la vida y milagros de gente por Internet pero no sabes el nombre de tus vecinos; bebes y no sabes por qué, fumas y no sabes por qué, respiras y ni lo sabes. Hablas de cosas como evadirte, de lo dura que es la vida, te quejas de hipotecas, de los ricos, del paro, de la gente. Solo haces eso, quejarte. O eres feliz rozando la imbecilidad, que también hay gente así.
Desconfiamos, a veces mentimos, nos deshumanizamos.
Ya es hora de que volvamos a reinstaurar ciertas cosas, como el respeto, la educación o la dignidad. Es labor de todos.

Bloom-Withno

2 comentarios:

cojoiden dijo...

amén hermano, sólo espero que esto no signifique que no quieres saber nada de esta (por el momento) amiga virtual.

nowithno productions dijo...

Claro que no, señorita...